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Desde 2009 Funes se comprometió con EUA a enviar tropas a Afganistán

Publicado el 12 de Septiembre de 2011

Antes de la elección de Funes como presidente, Estados Unidos ya planeaba persuadirlo de que accediera a enviar tropas a Afganistán. Más allá de la razón que haya tenido el presidente para tomar la decisión -oficialmente es el llamado de la ONU-, los cables de WikiLeaks muestran un cuidadoso, sistemático e insistente trabajo de Washington buscando explotar las características del gobernante para sacarle el "sí, acepto".


Aunque una de las razones que el gobierno del presidente Mauricio Funes dio el mes pasado para enviar soldados salvadoreños a Afganistán fue una resolución de Naciones Unidas de octubre de 2010, en realidad desde 2009, a solo tres meses de haber asumido el cargo, no solo lo tenía "discutido" con su ministro de Defensa, sino que se comprometió con Washington a hacer el despliegue, según revelan cables de la diplomacia estadounidense filtrados por WikiLeaks.

Dos años antes de que el gobernante revelara su decisión de enviar el contingente de 22 militares al país centroasiático, un meticuloso y constante trabajo del gobierno estadounidense -que confiaba en que Funes quisiera quedar bien con la administración de Barack Obama- ya encarrilaba al presidente salvadoreño a dar el sí. Los cables lo que pintan es a un Estados Unidos muy previsor y pensando en cómo reclutar a quien ganara la presidencia de la República de El Salvador en la elección del 15 de marzo de 2009, para que accediera a participar en la ocupación de Afganistán.

Parte del plan consistía en que, una vez se definiera al ganador de la presidencia salvadoreña, Obama haría una llamada telefónica al triunfador para felicitarlo. Todo fue calculado hasta el mínimo detalle, incluidas las palabras que el presidente de Estados Unidos debía usar al dar su mensaje al presidente electo salvadoreño. Eso ayudaría a que El Salvador, dos años y medio después de retirarse de la invasión a Iraq, volviera a colaborar con el Pentágono desplegando tropas en el extranjero. Ya en febrero de 2009, un mes antes de los comicios, el titular de la embajada estadounidense mencionaba en un cable lo importante que era hacer los preparativos para lograr que El Salvador enviara tropas a Afganistán.

El sábado 20 de agosto de este año, después de inaugurar una feria de oportunidades para jóvenes en San Salvador, Funes explicó ante preguntas de la prensa el porqué del envío de tropas a Afganistán, a pesar de que él había criticado años atrás -como periodista- el despliegue de soldados salvadoreños en Iraq. "El llamado (para enviar tropas) lo canalizó la OTAN a través del Departamento de Estado. Nos enteramos de esa solicitud en una reunión que tuve con la señora Clinton hace algunos meses", dijo Funes. El presidente no precisó fechas.

Lo único que dijo fue que la decisión del despliegue militar ya había sido evaluada en algún momento junto al Ministerio de la Defensa. "Llegamos al convencimiento de que podíamos participar", dijo Funes. Según los cables, la evaluación de la conveniencia del envío de tropas con el ministro de Defensa data de antes de septiembre de 2009.

Funes también desestimó que su compromiso de mandar tropas a Afganistán respondiera a trueques políticos. "No está ligado a ningún compromiso, es una alianza estratégica la que tenemos con Estados Unidos y nos colaboramos mutuamente. De la misma manera en que los Estados Unidos van a colaborar en el plan de seguridad -porque la inseguridad es uno de los primeros obstáculos a superar para los asocios para el crecimiento-, así podemos colaborar nosotros".

En la solicitud de apoyo político que Funes envió a la Asamblea Legislativa el 18 de agosto de este año, el mandatario y el ministro de Defensa, David Mungía Payés, justificaron el despliegue de tropas a Afganistán basados en una resolución de la ONU de 2001 y otra, la 1943, de octubre de 2010. Esta resolución, en uno de sus considerandos, habla del papel protagónico al que insta a la comunidad internacional en el restablecimiento del orden en Afganistán "(...) en particular mediante el establecimiento de la Junta Mixta del Afganistán y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) para la transición a fin de determinar criterios mutuamente convenidos para poner en marcha el proceso de transición, y la necesidad de que la comunidad internacional siga capacitando y guiando a las fuerzas nacionales de seguridad afganas".

Un año y un mes antes de que las Naciones Unidas emitieran esta resolución, el presidente Funes ya tenía en mente el envío. En un cable del 17 de septiembre de 2009, firmado por el encargado de la misión, Robert Blau, dirigido al Departamento de Estado, se cita al presidente Funes asegurándole al general Douglas Fraser que el envío de tropas a Afganistán ya estaba discutido dentro del gobierno. Fraser es el comandante del Comando Sur de las fuerzas armadas estadounidenses. Funes agregó que lo harían de una manera gradual. Primero enviarían una misión de reconocimiento, seguida de uno o dos observadores, luego un oficial sería destacado en una de las zonas más seguras para luego enviar una unidad, acción que, según dijo, requeriría el permiso y apoyo de la Asamblea Legislativa.

En varios de los cables se muestra a la embajada buscando explotar un supuesto interés de Funes en congraciarse con Estados Unidos, a tal punto que analizó el comportamiento del mandatario y cómo este podría ser usado para convencerlo del envío.

Cuando Funes llegó a la presidencia, El Salvador había terminado su misión en Iraq. 11 contingentes salvadoreños, con un mandato de seis meses cada uno, participaron de la invasión iniciada por Estados Unidos en marzo de 2003. El primero fue enviado en agosto de 2003 y el último regresó a El Salvador en febrero de 2009, días antes de que Funes ganara la elección.

A menos de tres semanas de la elección presidencial de 2009, la embajada envió un cable al Departamento de Estado en el que le daba la bienvenida a mandos militares estadounidenses que llegaban a El Salvador a la ceremonia de fin de la misión salvadoreña en Iraq.

Un elemento común que reflejan los cables de WikiLeaks sobre los envíos a Iraq y a Afganistán es que ponen en duda la razón oficial para el despliegue en las naciones asiáticas, y arrojan indicios de que tanto Funes como su predecesor Antonio Saca accedieron a las misiones en un afán de congraciarse con la administración estadounidense. El Faro reveló hace unas semanas cómo Saca dijo a funcionarios de la embajada claramente que él mantuvo el envío de soldados salvadoreños a Iraq debido a su deseo de mantener "su cercana amistad" con el presidente George W. Bush y no al llamado de Naciones Unidas.

El cable 193422, del 23 de febrero de 2009, etiquetado como CONFIDENCIAL, da la bienvenida al general James Cartwright, vicejefe del Estado Mayor Conjunto de las fuerzas armadas estadounidenses, y a otros militares estadounidenses, a quienes provee de información general sobre las relaciones entre El Salvador y Estados Unidos. El cable, suscrito por Robert Blau, describe particularmente la relación en el ámbito militar. Alude a la participación del Batallón Cuscatlán en Iraq y menciona que a pesar de que la opinión pública rechazó hasta en un 70% esa misión, la Asamblea Legislativa y la administración Saca pudieron mantenerla durante cinco años y media. Asimismo, Blau dice que el retiro de los salvadoreños de Iraq se debió a un malentendido, pero no precisa a qué se refiere. En otro cable de fecha posterior hay también alusión a la salida de Iraq. La embajada interpretó la retirada de Iraq como algo con fines políticos de cara a las elecciones de 2009.

En este último cable la embajada pidió a los miembros de la misión militar que iniciaran el cabildeo para que después de la elección presidencial fuera más fácil lograr un compromiso del gobierno salvadoreño en acompañar a Estados Unidos en Afganistán. Blau evaluaba que había una gran posibilidad de que el gobierno de El Salvador aceptara enviar tropas tras los comicios, dependiendo del resultado de estas y del nivel de compenetración entre ambas naciones.

El encargado de negocios y jefe de la sede diplomática en funciones finaliza diciendo que independientemente del resultado de la contienda electoral, valía la pena comenzar a gestionar un despliegue de tropas en Afganistán. Nunca, en ninguno de los cables revisados por El Faro, se hace explícito el interés político de Washington para que una nación pobre y con fuerzas armadas pobremente equipadas, tengan presencia en Afganistán. “Podría valer la pena hacer el ejercicio de plantar la semilla de un compromiso para Afganistán durante su visita (Cartwright)”, recomienda Blau.

Tres días después, el presidente Saca anunciaba que a final de febrero se realizaría una ceremonia de homenaje a los veteranos de Iraq, en el estadio "Jorge Mágico González", de San Salvador. Unos días después del homenaje, en el cable 195519, del 5 de marzo de 2009, Blau se refiere a la "misión de alto nivel" liderada por Cartwright cuyo objetivo era facilitar la discusión del posible envío de salvadoreños a Afganistán. Blau asegura que la misión cumplió su objetivo y que ahora habría que esperar el resultado de la elección del 15 de marzo para decidir cómo se seguiría tratando el tema.

El 15 de marzo de 2009, Mauricio Funes se convirtió en el primer presidente salvadoreño de izquierda y Estados Unidos ya tenía un guion que seguir con la mira puesta en el país centroasiático. La embajada había mantenido un monitoreo exhaustivo de la campaña electoral, del comportamiento de Funes y de los miembros del FMLN que consideraba más radicales y alineados con la izquierda latinoamericana de Hugo Chávez y Fidel Castro.

Por eso la embajada había previsto cómo reaccionar ante cualquier escenario. En un cable del 11 de marzo, cuatro días antes de la elección, Robert Blau decía a Washington que si ganaba el FMLN, no dudaría en solicitar ayuda del más alto nivel. Lo primero que pedía era una llamada telefónica de Obama a Funes.

El día 15, tal como lo indicaba el libreto, Obama llamó a Funes para felicitarlo. En cables posteriores, la embajada parecía jactarse de su acierto y relataba que Funes mencionó “la llamada” en repetidas ocasiones, tanto en privado como en público. Este primer contacto era un intento para evitar que Funes se alineara con la izquierda de Venezuela y Cuba.

Cinco días después de la elección, el 20 de marzo, el cable 198105, clasificado como SECRETO, retrata cómo esa llamada telefónica había causado una reacción de gran emoción en Funes. En él, Blau agradecía a Thomas Shannon, entonces subsecretario de Estado para asuntos hemisféricos, por su visita y su cooperación en el tema de Afganistán. Blau consideraba que la visita de Shannon, sumada a la llamada de felicitación de Obama a Funes y el cortejo de la embajada a Funes y el FMLN, habían tenido un gran impacto. Tanto que asegura que el presidente electo estaba embelesado, en éxtasis. “En gran parte por tu visita, tenemos muchas herramientas para utilizar con la nueva administración Funes. La reacción extática de Funes a la llamada del presidente Obama presagia una atmósfera favorable cuando ellos se crucen en Trinidad y Tobago”, escribe Blau.

Cuando habla de Trinidad y Tobago se refiere a la V Cumbre de las Américas, en abril de 2009, a la que Saca acudió como presidente de El Salvador, y en la que Funes estuvo como presidente electo.

Con Funes electo y el FMLN con derecho a formar gobierno, la embajada dijo que el estudio de qué hacer había dejado de ser una discusión meramente académica y que la seducción de Funes tenía que ser parte de una política imperativa del gobierno de Obama. Blau informó que la embajada integró cinco equipos que se destinarían a ilustrar a Funes y su personal de confianza sobre diversas áreas, una de ellas, la militar. Una de las misiones principales de este equipo de asesoría militar sería comunicar el interés de Estados Unidos “sobre la posibilidad de desplegar tropas salvadoreñas a Afganistán”.

Las semanas siguieron pasando y casi un mes antes de la toma de posesión de Funes, la embajada envió el cable 206232 con fecha 8 de mayo de 2009. Blau lo dirigía al teniente general Spears y al embajador Paul Trivelli, quienes llegaban a El Salvador en una misión del Comando Sur. En dicho cable, rotulado como SECRETO, Blau insiste en que Afganistán es un tema infranqueable en la discusión y revela que ya tienen el visto bueno de los altos mandos de la Fuerza Armada salvadoreña para un despliegue en Afganistán, por lo que considera que hay "grandes posibilidades" de que el envío se concrete. Sin embargo, el diplomático expresa algunas reservas aún. "La posibilidad del envío de tropas a Afganistán, que aparentemente es favorable en los altos mandos de las FAES, puede estar fuera de la zona de comodidad de Funes, pero vale la pena por lo menos levantar el tema con él”, escribió Blau.

En el mismo documento, la embajada también solicita a los delegados que le dejen claro a Funes cuáles serían los beneficios de mantener una buena relación con el ejército estadounidense. “Una discusión de nuestro interés es la continuidad de la cooperación de ejército a ejército con las Fuerzas Armadas de El Salvador, con énfasis en los beneficios institucionales y materiales que la FAES podría ganar de mantener esta relación. Esto resaltará las ventajas de una cooperación continua y cercana con el gobierno de Estados Unidos”, reza el cable.

El 1 de junio de 2009, Funes toma el gobierno en una ceremonia en la que entre los testigos destacan el vicepresidente de Cuba, Esteban Lazo Hernández, y la secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton. Washington quería ganar a Cuba y Venezuela toda posibilidad de seducir al nuevo presidente de la región centroamericana. Ese día, Funes anunció el restablecimiento de relaciones diplomáticas con Cuba (después de medio siglo de rotas) y luego dio una conferencia de prensa en conjunto con Clinton.

Detrás de esa visita y esas reuniones, Clinton venía con peticiones explícitas de su embajada en El Salvador. A ella se le había pedido ser una influencia para que Funes se alejara de la extrema izquierda en Latinoamérica. Y, como siempre, ella también había recibido un cable SECRETO remitido por Blau, que bosquejaba la relación entre El Salvador y Estados Unidos e incluía el posible envío de militares salvadoreños a Afganistán.

10 días antes de la llegada de Clinton, en el cable SECRETO número 208159, Blau dijo que Estados Unidos podría sacar provecho de su posición ante Funes: “Su experiencia y el deseo del presidente Funes de tener excelentes relaciones con el gobierno de Estados Unidos podría traducirse en un compromiso de enviar tropas a Afganistán”.

Casi tres meses más tarde, el 26 de agosto, la embajada envió su acostumbrado cable de “bienvenida a El Salvador” al comandante del Comando Sur de los Estados Unidos, general Douglas Fraser, en el que le hacía ver la posibilidad de que El Salvador le informara alguna decisión sobre el posible envío de tropas a Afganistán. Y al parecer, Fraser lo logró: el 17 de septiembre de 2009, en un cable CONFIDENCIAL titulado “Avanzando y Afganistán”, Blau transmite una buena noticia. Informa que se reunieron Fraser, Funes y el ministro de la Defensa, general David Munguía Payés. Relata que hablaron de una posible visita del ministro al Comando Sur, y que eso Funes ya lo había aprobado. Y luego añade que el presidente salvadoreño hizo un compromiso. “El general Fraser describió su conversación con Munguía Payés relacionado al envío de tropas a Afganistán. El presidente Funes dijo que el tema ya había sido discutido y que lo cumplirían gradualmente, muy posiblemente comenzando a partir de un estudio del sitio, luego enviando a un observador o dos, seguido del envío de oficiales a una de las zonas más seguras, para luego terminar con el despliegue de la unidad de tropa”, mencionó Blau.

Esta expresión de compromiso ocurrió en septiembre, 13 meses antes de que la ONU emitiera su resolución 1943 y 24 meses antes de que Funes anunciara el envío basándose en la petición de Naciones Unidas a la comunidad internacional.

El gobierno envió, con respaldo político de la Asamblea Legislativa, un contingente de 22 militares a Afganistán. Abandonaron El Salvador el 28 de agosto pasado y participarán en la capacitación en materia de seguridad a las fuerzas del gobierno afgano respaldado por Estados Unidos. Se suponoe que no participarán en combates. La misión duraría un mes y medio, finalizando el 13 de octubre de este año, pero con opción de prórroga, tal como ocurrió con el Batallón Cuscatlán, que hizo 11 envíos a Iraq para igual número de semestres entre 2003 y 2009.

Días después del anuncio del envío, el presidente dijo que los militares salvadoreños que viajarían a Afganistán lo hacían como parte de una relación sana entre dos gobiernos amigos, y admitió que quien le propuso el despliegue fue Clinton, en el marco de la resolución 1943 de la ONU. Años atrás, Funes, cuando aún no era presidente, dio unas declaraciones para un documental transmitido por Discovery Channel. En ellas, criticaba el envío de tropas a Iraq dispuesto por los gobiernos de derecha del partido Arena, dado que El Salvador es un país pobre. "No se entiende cómo un país con tan pocos recursos tenga que estar enviando soldados a Iraq para que, justamente -y esa es la paradoja-, se monte un esfuerzo de reconstrucción de un país".

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